El llanto del bebé, causas y cómo actuar

El llanto del recién nacido es una de las principales causas de preocupación de los padres. Disponer de buena información ayudará a calmar la inquietud, a conocer la causa del problema, a saber cómo actuar y a dar una solución.

Las madres primerizas suelen alterarse y preocuparse más cuando su bebé llora de manera insistente. El desconocimiento de este tema y la falta de experiencia no deben ser motivo para inquietarse, ya que por lo general no traen mayores consecuencias. En general, durante los tres primeros meses de vida, el bebé suele llorar entre 1 y 3 horas diarias.

Es necesario saber que el llanto es la manera que tiene el bebé de comunicarse. Si el bebé llora es porque hay una necesidad o un deseo no satisfecho. El bebé puede llorar por tres motivos diferentes: cuando pide ayuda (tiene hambre, está incomodo o quiere compañía), cuando se queja por algo (tiene dolor o hay mucho ruido) o porque se está desahogando. Curiosamente, una de las causas por las que el bebé aumenta su llanto al final del día, es para descargar la tensión acumulada a lo largo de la jornada.

Lo primero que debemos hacer ante un llanto insistente es mantener la calma. Si mostramos angustia e inquietud, el bebé es muy sensible y va a percibir nuestro estado de ánimo. Lo mejor es tener paciencia, tratar el bebé con suavidad y averiguar que es lo que le pasa. Es importante disponer de ayuda y saber pedirla cuando sea necesaria, ya que la tensión acumulada no beneficia ni a los padres ni al bebé.

Aunque siempre se ha creído que dejar llorar al bebé contribuiría a no malcriarle, las nuevas ideas defienden que la respuesta recibida por parte de los padres a sus demandas harán que el bebé aprenda a amar y a confiar. Estudios han demostrado que atender al bebé cuando llora, ya sea con una caricia, una mirada o una palabra con cariño, ayuda a que el bebé se calme antes. Pero también es necesario saber que no hay que precipitarse y acudir al primer gemido. No todos los bebés funcionan con el mismo sistema, hay que encontrar el que mejor se adapte a cada uno, probando siempre con paciencia.

El llanto del bebé: causas y cómo actuar

Lo primero que hay que hacer es comprobar que el bebé tiene sus necesidades básicas satisfechas.

  • Si tiene hambre: ofrécele el pecho o el biberón, o prueba a meterle tu dedo en la boca para ver si lo succiona. También puedes intentarlo con el chupete, si ves que lo succiona fuertemente y después lo escupe, quizás es porque tiene hambre y el chupete no le satisface.
  • Si tiene calor: puedes comprobar su temperatura en la nuca, o en la espalda, ya que estará mojada.
  • Si está incómodo: puede tener una mala posición o que la ropa le moleste. Puedes comprobarlo mirando si tiene alguna marca en la piel.
  • Si necesita cambio de pañal: es fácil de identificar. A veces aunque sólo sea un pis, les hace sentirse incómodos.
  • Si se siente sólo: lo sabrás si al cogerle se queda tranquilo.
  • Si está aburrido: prueba a jugar un ratito con él o llévale a otra habitación donde haya más movimiento.
  • Si hay ruido: un ruido fuerte y brusco puede asustarle. Se calmará en cuanto el ruido cese.
  • Si tiene sueño: a veces es difícil de detectar, pero si pruebas todo lo anterior y todo está bien, por descarte puede ser que el bebé quiera dormir. A veces ponerle la mano en la cara, cogerles la mano o darles un suave masaje les puede calmar.
  • Si tiene gases: los gases pueden resultar muy molestos. No olvides sacárselos después de cada toma. Puedes cogerle en brazos con su cabeza apoyada en tu hombro y su tripita apretada contra tu pecho. Realiza masajes circulares en su espalda, en el sentido de las agujas del reloj, también puedes hacerlo con ligeros golpecitos en la espalda. Otra manera de ayudarles a soltar los gases (nunca después de haber comido) es tumbándoles boca arriba y moviendo sus piernas a modo de bicicleta apretando ligeramente la tripa.

Existen muchos métodos para tranquilizar al bebé como el chupete, el balanceo, el contacto físico, los sonidos agradables, las caricias o masajes, los brazos de mamá o papá, o un paseo en cochecito.

Cuando llegas a la conclusión de que nada de lo anterior le pasa al bebé y el llanto es persistente, puede que esté enfermo o tenga dolor. Si además tiene fiebre, presenta vómitos, diarrea, o dificultad al respirar, es necesario llevarlo al médico y que determine su dolencia.