La Gestación: Camino al Encuentro de la Luz

Si bien la formación del corazón y del cerebro gestan el inicio de las primeras funciones del nuevo ser en su dimensión biológica y sensorial, conjuntamente, a partir de la tercera semana de vida, se comienza a estructurar la anatomía y la fisiología propia del ser humano. El fruto podrá apreciarse a las 8 semanas, momento en que el bebé tendrá una longitud  aproximada de 3 centímetros y 0,94 grs. de peso, una miniatura a escala perfecta del ser humano, con el desarrollo de casi todas sus estructuras, órganos y sistemas, incluso en funcionamiento: Un milagro que no se percibe en otro evento de la naturaleza.

 

 Al alcanzar el tercer mes de vida intrauterina, es algo más grande que el dedo pulgar de su madre, pero a pesar de este diminuto tamaño, ya posee rasgos y características que le serán muy propias y una vida muy activa, aunque sea difícil de creer, porque no se percibe con profundidad, aunque muchas madres si los perciben por el fuerte nexo de unión que han ido desarrollando con el hijo.

 

En el tercer mes se suceden muchos cambios, algunos decisivos en la futura vida del bebé.  Debido a la progresiva sensibilidad del nuevo ser, cada situación externa, por muy sutil que parezca, repercute en su percepción sensorial, creando una permanente movilidad. Comienza a realizar los primeros movimientos con el tórax, similar a la respiración, preparándose para lo que será su vida aeróbica. De igual forma,  puede llevar a cabo movimientos de succión y responde ante la estimulación de la zona oral; también rota la cabeza, cierra los puños y lanza sus primeras señales, golpeando el vientre de la madre, con sus diminutos piecitos.  

 

La mayor trascendencia, durante el tercer mes, la tiene el milagroso suceso de la diferenciación sexual, que inicia la realización de la información sexual biológica ya determinada en el momento de la concepción. En la comprensión de este suceso es importante que los padres comprendan que el sexo de sus hijos no será respuesta sólo de una determinación biológica, pues es un largo camino en una  maduración que deberá ser constantemente orientada.

 

 

Durante estos prodigiosos nueve meses de gestación, se produce un crecimiento y un desarrollo como nunca más volvemos a experimentar, a lo largo de nuestras vidas. Basta, a grandes rasgos, concebir que a partir de la fecundación del óvulo e inicio de la vida, se produce tres millones de veces un aumento en tamaño y peso, una verdadera proeza.

 

En este maravilloso proceso, la presencia y participación de la madre, como fuente de sostén, alimento y acogida, alcanza su máxima expresión en la cocreación de la Vida. Nada existe en la Creación capaz de imitar o trascender la maternidad. Cuanto a ella viva y experimente en su ser, repercutirá  en su matriz y  será de vital importancia para el nuevo ser, influyendo  en la maduración de su conciencia, durante toda su vida.

 

Aurora Cancino Bórquez

(Pedagoga y Naturópata Holística)